La estrategia del alcohol como última bala para Alves y otros agresores sexuales: “No hay ningún análisis que lo demuestre”
Hasta cinco versiones ha dado Dani Alves, acusado de agresión sexual, sobre lo ocurrido la madrugada del 31 de diciembre de 2022 en la discoteca Sutton. Será la última, la del consumo excesivo de alcohol, la que alegará este miércoles en su declaración en el juicio. Es la estrategia procesal de su defensa, así como la de otros muchos presuntos agresores sexuales en la era del consentimiento.
“Iba muy borracho”, “olía a alcohol”, “fue el que más bebió”… En la segunda sesión de la vista oral, la mujer del futbolista, Joana Sanz, y sus amigos prepararon el terreno para el interrogatorio del acusado. Su abogada, Inés Guardiola, busca así conseguir que el tribunal de la Audiencia Provincial de Barcelona aprecie una atenuante que rebaje la condena o, incluso, suponga la absolución del brasileño.
Sin embargo, la abogada especializada en violencia de género y delitos contra la libertad sexual Beatriz Uriarte, del despacho Ospina Abogados, subraya que el caso Alves “no hay ningún análisis que pueda demostrar que el acusado se encontraba bajo los efectos del alcohol” cuando presuntamente agredió sexualmente a la denunciante en un baño privado de la discoteca Sutton. La letrada añade que “la defensa tiene una ardua tarea si sólo se limita a utilizar declaraciones de terceros cercanos al acusado y su propia declaración para acreditarlo”.
Y es que, según Uriarte, para aplicar una atenuante por la influencia de bebidas alcohólicas o sustancias estupefacientes “no sólo se requiere que se alegue” el consumo, “sino también que se pruebe”. Y en este procedimiento no se ha acreditado. De hecho, la propia abogada del futbolista, Inés Guardiola, lamentó al inicio del juicio que no se hubiera practicado a Dani Alves una prueba de alcohol en sangre tras la presunta agresión sexual.
Posible rebaja de pena
En el supuesto de que el acusado hubiese podido probar la influencia del consumo de alcohol en los hechos, su defensa podría haber una eximente completa que se traduciría en su absolución. Según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, bastaría con una intoxicación etílica “que no es plena, pero la perturbación es muy importante, sin llegar a anular la capacidad de comprensión” del acusado.
En el caso de Alves, al no haber podido probar esa influencia, su defensa aspira a una atenuante analógica de embriaguez, pero para que pueda ser apreciada por el tribunal deberá acreditar “una afectación de la capacidad del sujeto debida al consumo de alcohol de menor intensidad”. Si los magistrados le condenan y aprecian dicha atenuante, el futbolista podría ver reducida su pena “la mitad inferior de la que se fije para el delito”, por lo que oscilaría entre cuatro y ocho años de prisión. Con esta estrategia de defensa, Dani Alves marca el camino y se suma, a su vez, a otros acusados de agresión sexual que aluden al consumo de alcohol para conseguir penas menores.