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Iglesia reprocha el derroche, ostentación y la vanagloria y pide una vida sobria como mensaje de rebeldía

Tegucigalpa – La Iglesia Católica de Honduras reprochó hoy el derroche, la ostentación y la vanagloria que hoy en día predomina en el mundo y pidió una vida sobria como mensaje de rebeldía.

Así lo expresó el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, quien también clamó por más vocaciones para la iglesia.

“Un estilo maderable y austero de vivir es en sí mismo un anuncio del evangelio de Jesús, las formas son en sí un mensaje. En medio de un mundo de derroche, de ostentación y vanagloria, una vida sobria supone un potente mensaje de rebeldía”, reflexionó el también presidente de la Conferencia Episcopal de Honduras (CEH)

Recordó, que la misión de la Iglesia es evangelizar, es decir llevar la palabra de Dios a los hombres y mujeres del mundo.

En ese orden, clamó por más vocaciones para la iglesia, personas dispuestas a servir y llevar dicha vida sobria como mensaje de rebeldía al mundo.

La sobriedad, la moderación y la austeridad es en sí misma un mensaje de coherencia y obediencia a Jesús.

“Evangelizadores dejad claro que nada buscáis para vosotros, ni dinero, ni honra, ni agradecimientos, el vestido de la sobriedad es el complemento perfecto para las sandalias de la misión, necesitamos misioneras y misioneras, hombres y mujeres que renuncian a todo para servir a la misión de Dios”, cerró.

A continuación reproduce la lectura del día tomada del del santo Evangelio según San Marcos

Mc 6,7-13

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.

Y les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.

Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.

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