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El verdadero peligro – Irving Guerrero

Honduras es como un pequeño barco que navega en un mar tempestuoso de conflictos mundiales y requerimos de un estadista que pueda navegar en este mar y ubicar Honduras de forma provechosa en el mismo. Hay amenazas de docenas de conflictos armados, polarización política, guerra nuclear, escasez de agua, calentamiento global, crisis migratorias, narco tráfico, transición energética, sobre endeudamiento y en fin una serie de crisis de dimensiones apocalípticas y distópicas que seguro nos van a sacudir.

Lamentablemente, todo indica que las próximas elecciones serán un concurso entre animales políticos, con discursos fuertes, apasionados, ofensivos, mentirosos y llenos de fantasías apocalípticas que obligarán al votante a salir corriendo de manera defensiva o con el látigo del castigo en lugar de manera optimista y con fe en el futuro.

El discurso estará situado entre las promesas de justicia social y la opción libertaria. Este mismo estará empañado por la realidad del fracaso socialista en Cuba, Venezuela y Nicaragua, la refundación del partido liberal y el descalabro moral del Partido Nacional, cuyos votos se necesitarán para garantizar un cambio del rumbo actual que nos lleva hacia el fracaso socialista.

Deberemos exigir dialogo sobre los temas puntuales; propuesta tributaria, manejo de agua, alianzas geopolíticas, seguridad, monopolios estatales y privados, salud pública, educación, clima de inversión, eficiencia del aparato estatal etc. en lugar de llevarnos a crear ídolos infalibles e inservibles. Hay que forzar a los animales políticos a aterrizar con sus propuestas de políticas públicas, hay que obligar a la prensa a debatir con fuerza e insistencia no sobre pasiones, cuentos y leyendas; hay que debatir sobre los temas y las soluciones propuestas.

Hay que obligar a los animales políticos a decirnos lo que piensan, no lo que sienten.  Hay que decirles que no nos importan sus luchas y conquistas pasadas, sus pasiones, sus traumas ni sus cuentos. Hay que obligarlos a decirnos con fría y directa verdad donde estamos y que opciones tenemos. Hay que exigir conocer quiénes eran sus ministros y asesores profesionales y técnicos; no sus lazos familiares. Hay que exigir conocer como el legislativo va a responder; pues comportarse como ganado de uña obviamente no funciona.

Hay que obligar a estos animales políticos a que se comporten como gente pensante y los votantes nos debemos obligar a pensar; no a sentir. El verdadero peligro es el culto a estos animales, y no el culto a la formación de una república basada en el respeto a las leyes.

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