Estamos de acuerdo en que el gobierno hondureño tiene la potestad para denunciar o sea concluir el Tratado de Extradición con los Estados Unidos. Lo que es un insulto a la inteligencia de los hondureños es que la presidente Castro utilice de pretexto unas declaraciones de la embajadora Laura Dogu para eliminar el Tratado.
La embajadora cuestionó la reunión entre altos funcionarios hondureños, incluyendo al Ministro de Defensa, José Manuel Zelaya Rosales (sobrino de la presidente), el jefe de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Hernández, con el presunto narcotraficante y jefe de las Fuerzas Armadas de Venezuela, General Vladimir Padrino. La cúpula del gobierno venezolano está tipificada como parte del narcotráfico y del crimen organizado; parece que Nicolás Maduro es el mandamás del Cártel de Los Soles. Por lo tanto, lo que declaró la embajadora a nuestro parecer es correcto: “Fue sorprendente ver a los ministros sentados al lado de un narcotraficante”. Declaraciones que no implican injerencia ni ataque a nuestra soberanía.
Pero como este gobierno es intolerante y aunque estén actuando muy mal no permiten ni la más leve crítica, han hecho de una hormiga un elefante, y por estas acertadas declaraciones han corrido a eliminar el Tratado, aduciendo que es una irrespetuosa intervención a nuestra soberanía y un ataque despiadado al Ministro de Defensa (tiene que defenderlo es su familiar cercano) y al jefe de las Fuerzas Armadas y la institución castrense. Y de paso se inventan, sin fundamento alguno, que se estaba tramando un golpe de Estado. Además, que el Tratado se usaría con fines políticos. Estas justificaciones son las más absurdas que se pudieron inventar los estrategas del gobierno.
Hay que aclararle a la Presidente Castro, por si hasta el momento no lo sabe, que existimos hondureños muy inteligentes y que sabemos interpretar los entresijos de la política criolla. Y que nada tiene que ver la vigencia del Tratado con las correctas declaraciones de la embajadora. Lo cierto es que nadie los obligó a reunirse con el narcotraficante venezolano y nada bueno pudo producir esta impropia reunión que a todas luces ha dejado al país en una incómoda situación internacional. Recordemos el dicho “dime con quién andas y te diré quién eres”.
Recapitulemos, 1) Lo que dijo la embajadora Dogu, reiteramos, en ningún momento es motivo para eliminar el Tratado, lo más que se pudo hacer es un reclamo diplomático. 2) Con respecto a que se estaba tramando un golpe, tampoco tiene absolutamente nada que ver con el Tratado, que solo se refiere a la extradición de hondureños por determinados delitos. 3) El Tratado en ningún momento puede ser usado para fines políticos porque los Estados Unidos lo que hace es solicitar a personas, a los que se supone responsables de delitos relacionados con el narcotráfico y crimen organizado, sin importar el partido político a que pertenezcan.
Lo que sí podemos concluir es: 1) Aprovecharon las declaraciones de la embajadora Dogu para utilizarlas de pretexto y eliminar el Tratado. A todas luces andaban buscando cualquier coyuntura para eliminarlo. 2) Un Tratado de Extradición no da pie a ningún Golpe de Estado. Esta es una declaración descabellada. 3) Tampoco se puede usar con fines políticos porque los Estados Unidos no amenaza ni toma en cuenta afiliación política, sólo procede a solicitar hondureños ligados al narcotráfico, crimen organizado, lavado de activos, etc. 4) Es un secreto a voces que supuestamente han eliminado el Tratado para proteger a altos funcionarios y familiares cercanos de ser extraditados en un futuro próximo. 5) Los únicos beneficiados al eliminar el Tratado son los delincuentes.
Al eliminar el Tratado es posible que nuestro principal socio comercial modifique su política económica, y para empezar empiece a gravar las remesas y condicionar o eliminar el TPS, lo que causaría un gran daño a la economía hondureña. Asimismo, se restringirían o eliminarían los proyectos de ayuda social. Pero nada de esto le importa al gobierno con tal de proteger a su gente e imponer su agenda política a toda costa.
¡Libre nunca más!