Honduras la vive difícil porque ha caído en una transición política en la que impera la soberbia y el oscurantismo político; los refundacionales del Partido Libre dejan de lado las necesidades que el Estado de derecho exige. Hoy en día son estos políticos soberbios y oscurantistas los que intentan dominar por completo nuestro país.
Los desafueros como el caso de la ausencia de medicinas en los hospitales públicos y las continuas arbitrariedades nepotistas de ciertas familias que controlan el poder ejecutivo, son ejemplos de que la verdadera lucha de los impíos del Partido Libre, es el poder y no ayudar al pueblo a salir de la pobreza.
Ciertamente, es la soberbia lo que incita a la contienda que los refundacionales socialistas de este partido político promueven. Se ve la altivez y el apetito desordenado por querer ser el preferido de la ciudadanía amenazando o acusando a los opositores que anhelan la democracia y, por esa razón, enfatizan en la politización de los procesos gubernativos para generar mayor empatía con la mira puesta hacia las próximas elecciones generales.
El estilo de mando de la presidente que consiste en delegar continuamente su autoridad en funcionarios de menor rango funcional con el objeto de permitir la politización, le está resultando desafortunado; es decir, que al pretender buscar la empatía incentivando a sus subordinados a expresar sus emociones ante circunstancias políticas que los opositores promueven, le causa más bien antipatía en la generalidad de los ciudadanos.
Las declaraciones inapropiadas de tales burócratas aumentan el rechazo y no la aceptación favorable al Partido Libre. Hacen crecer en nuestro ambiente político la connotación de un gobierno corrupto porque abusa del poder para esconder la ineficiencia predomínate que a diario constatamos. En nuestra sociedad, hoy en día impera el oscurantismo político debido al modo político de ejercer la intervención del Estado ante la problemática actual de Honduras.
El gobierno socialista de Honduras, no ha logrado que las políticas públicas sean el medio óptimo por medio de las cuales el poder de Estado, ejerza una buena intervención favorable al crecimiento y desarrollo nacional. Por el contrario, lo que estamos experimentando es “un juego de quien tiene más poder”.
El gobierno que manipula el Partido Libre, en vez de buscar y asegurar el bien de la sociedad en todo momento sin politizar los proyectos que anhela ejecutar, realizan acciones deliberadamente planeadas a favor de sus propios intereses particulares.
Y esto es lo que nos está conduciendo a una guerra política en la que la mayor parte de la población pobre es la perjudicada. Las posturas políticas del gobierno expresadas a través de algunos de sus funcionarios que ocupan importantes cargos administrativos, no están contribuyendo a reducir la pobreza, la desigualdad y a aumentar las oportunidades, situaciones que no se logran alcanzar con las políticas públicas vigentes.
Los funcionarios socialistas por su maldita soberbia no buscan establecer valores y principios apropiados al establecimiento de la paz y el bien social, pero si nos imponen un oscurantismo político que demuestra que hemos perdido el rumbo y los incentivos para que los hondureños nos sintamos orgullosos de nuestro país. Los soberbios socialistas radicales llevan a Honduras hacia un mayor grado de empobrecimiento general y hacia el oscurantismo político vergonzoso y dañino para los hondureños.