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Honduras 2024

Por: Marcio Sierra

En el 2024 los organismos internacionales tales como el Banco Mundial y la CEPAL, valoran la situación socio económica de Honduras en términos regulares y dan una opinión que no es negativa, pero tampoco halagadora. Según los datos, ilustrados por estas entidades, podemos apreciar que el crecimiento socioeconómico de Honduras, es bajo y falto de un mayor dinamismo social y económico.

El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) apenas alcanza a llegar un poco arriba del 3’5%, sin embargo, su comportamiento en tres años de gobierno, presentó más bien bajas con una recuperación que no es tan brillante como para decirle, felicidades al gobierno por lo que han logrado.

Apenas si tenemos un valor monetario de nuestros bienes y servicios finales que satisfaga las necesidades internas de la mayoría de nuestra población. Aunque quieran ilusionarnos con indicadores de reducción de la pobreza dados por entidades externas, la realidad los contradice y, lo que realmente enfrentamos, es una pauperización general de la sociedad y un franco deterioro de la democracia, porque han convertido al Estado, en el instrumento para implantar un sistema de dominación política perverso.

Dada la dudosa institucionalidad fiscal y la falta de transparencia que tiene la gobernanza refundacional socialista, la insatisfactoria ampliación de la infraestructura productiva y social, la poca mejora de los servicios públicos, y la baja promoción del desarrollo de las actividades productivas, se hace difícil concluir que estamos impulsando el desarrollo de Honduras eficazmente.

Llegamos al 2024 y lo vamos a concluir bajo un entorno macroeconómico inestable que limita la inversión. Percibimos una excesiva volatilidad de precios, que afectan indudablemente los costos y los flujos de ingresos del ciudadano en general; con circunstancias fiscales muy frágiles que causan la incapacidad del gobierno, para hacerle frente a la difícil situación económica, mediante la implementación de políticas apropiadas que hagan más fácil, el acceso a los servicios públicos de manera apropiada.

Las tasas de cambio se han aumentado y crean riesgos en la ciudadanía y las empresas que están conectadas con la economía global a través de importaciones comerciales o de capital. Y a todo esto, tenemos una inflación que, aunque manejable (6.4%) y con una deuda como porcentaje del PIB del 31%, y un sistema bancario sólido, no es posible predecir que nos viene la estabilidad macroeconómica en el 2025.

Nuestro futuro es muy incierto, en vista que la politiquería en la que nos tienen los socialistas del Partido Libre, hace muy difícil sostener la disciplina fiscal, bajar la deuda flotante (pagar a los proveedores a tiempo), y evitar la sobreevaluación de la tasa de cambio real.

En fin, el desempeño de la gobernanza de Honduras en manos del Partido Libre, hoy por hoy (2024), es inefectivo dado el defectuoso manejo que le dan al proceso de trasformación política, plagado de corrupción, dirigido por actores altamente politizados, que inducen el sectarismo en las instituciones y ejecutan una gobernanza totalmente incompetente. Y en el que, además de todo lo anterior, tenemos una mayor influencia de bandas criminales y grupos económicos que entablan lazos con políticos o personas allegadas a la administración socialista.

En consecuencia, llegamos a finalizar el 2024  imposibilitados para edificar los consensos indispensables que se requieren en el proceso de gobernanza refundacional que controla el Partido Libre. El 2024, es otro año más de vulnerabilidad y estancamiento. Enfrentamos un camino azaroso hacia la democracia.

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