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CASO KORIUN: UNA CRÍTICA SOCIOLÓGICA

Por: Marcio Enrique Sierra

Más indignación social enfrentamos los hondureños debido al caso de la empresa financiera Koriun en Choloma. Se trata de otro acto de corrupción que refleja tráfico de influencias y colusión entre funcionarios públicos, políticos y actores privados para abusar, estafar y manipular a sectores vulnerables de la población trabajadora. Embarcaron a personas de ingresos bajos pero estables en préstamos engañosos y cobros excesivos, provocando endeudamientos crónicos en muchos hogares. Es un caso en el que se puede ver una gestión financiera corrupta enraizada en la estructura social profundamente. Ilustra cabalmente cómo la pobreza, la falta de regulación estatal y la concentración de poder económico permiten a una empresa mal habida operar impunemente.

Choloma es una ciudad que sobresale por el grado alto de industrialización en el país. La mayoría de los trabajadores son asalariados de las maquilas que perciben salarios bajos en un contexto de inestabilidad laboral. Bajo este contexto, se produce poco acceso a créditos formales, que Koriun aprovechó abriendo sus puertas para facilitarles capital. Los trabajadores, no solo realizaron una dudosa decisión personal, sino que fueron atrapados en un sistema pseudo banquero que, facilitó el acceso a los sectores pobres a obtener recursos financieros. Un ejemplo cabal de cómo el capital de origen dudoso, se reproduce constantemente a costa de explotar al ser humano. Koriun es una empresa financiera cuya práctica no es transparente, con intereses abusivos y mecanismos de cobro agresivos que responden a una lógica centrada en obtener ganancias, no de desarrollo social. Para esta empresa, los ciudadanos son simples medios de lucro, a los que le profundizan la dependencia y precariedad. Definitivamente, actuó con impunidad debido a la ausencia de supervisión estatal efectiva y a la asimetría de poder entre Koriun y los clientes. Los usuarios al no contar con información financiera pertinente, quedaron expuestos ante contratos injustos. El Estado por su lado, en lugar de proteger a estos trabajadores vulnerables, más bien procedió como cómplice pasivo de tal sistema, que aplicó su poder sobre los débiles. Un típico caso de violencia simbólica y normalización del abuso. Pierre Bourdieu explica que la violencia simbólica, es un proceso mediante el cual los dominados aceptan su situación como “normal” o “culpa propia”. En Honduras, los izquierdistas la aplican como una forma sutil pero poderosa de dominio que ejercen al imponer la cultura socialista, sus costumbres y practicas cotidianas, porque saben que será aceptada y perpetuada por los dominados.

Afortunadamente, dicho caso de violencia simbólica ha generado resistencia y conciencia colectiva en contra de Koriun, un típico caso de opresión financiera, que da la oportunidad de impulsar procesos de concientización y organización como herramientas de transformación. Tenemos que aceptar que la financiera Koriun no es solo un problema económico o legal, sino una muestra del funcionamiento de un sistema de dominación política que explota la necesidad y la desinformación. Revela que dicho sistema financiero se origina por la desigualdad estructural, la impunidad y la pasividad del Estado. Y solo mediante la organización comunitaria democrática , la educación crítica y una regulación estatal firme y honesta se podrá romper este ciclo de abuso financiero y avanzar hacia una economía mas justa y humana

 

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