
Honduras, Costa Rica y Panamá: territorios del narco y contrabando de cigarros
La DEA indaga cómo clanes criminales en Centroamérica diversifican sus negocios, combinando cocaína y cigarros de contrabando.
Honduras, Costa Rica y Panamá: territorios del narco y contrabando – Hombres descargan cajas de cigarros de contrabando en una zona fronteriza, utilizando la misma logística del narcotráfico en Centroamérica. Foto creada con IA.
La lucha contra el narcotráfico en Centroamérica encontró un nuevo frente. Según reveló el diario CR Hoy, la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos puso bajo lupa una red criminal que no solo mueve cocaína, sino que también se volcó al contrabando de cigarros.
Este negocio se convirtió en una fórmula rápida y eficaz para lavar dinero y abrir canales legales donde reinvertir sus ganancias.
Mike Vigil, exjefe de Operaciones Internacionales de la DEA, explicó que el atractivo radica en la infraestructura.
“Ellos ya tienen rutas listas para distribuir drogas, así que transportar cigarros es sencillo. Las ganancias se disparan porque aprovechan la misma logística”, apuntó.
Contrabando de cigarros: negocio millonario en la región
Los expertos coinciden en que la rentabilidad de este mercado ilegal es extraordinaria. Daniel Rico, analista en crimen organizado, lo ilustró con cifras: en Costa Rica, donde los impuestos al tabaco son elevados, un cargamento de cigarros de contrabando puede multiplicar hasta por siete la inversión inicial.
La Zona Libre de Colón, en Panamá, se perfila como epicentro de este comercio. Allí, según Rico, operan unas 50 empresas vinculadas al negocio de los cigarros y, al menos diez, dirigen su producción al mercado negro costarricense.
“Es un Disneylandia para las organizaciones que buscan dinero rápido”, señaló el experto.
Las rutas de contrabando y narcotráfico que conectan a Costa Rica, Honduras y Panamá, bajo investigación de la DEA. Foto: CR Hoy.
Honduras: una ruta estratégica para el contrabando de cigarros
Honduras también figura como eslabón clave en esta red. En Puerto Lempira, las embarcaciones descargan mercancías ilegales, mientras que en Copán la cercanía con Guatemala convierte a la zona en corredor para droga y cigarros.
En este país se detectan dos modalidades: el ingreso de cargamentos ya listos para distribución y la instalación de fábricas clandestinas con maquinaria e insumos de contrabando.
“Honduras es enlace tanto para la salida de la droga como para la entrada del dinero”, explicó Rico.
El caso de El Paraíso, Copán, ejemplifica el fenómeno. Allí operó el Cartel AA, de los hermanos Ardón, que extendió su control al contrabando.
Empresas pantalla como Inversiones Solís Estévez, registradas como comercializadoras de café y construcción, también se vinculan a movimientos de cigarros de la marca Modern, que identifica la investigación como una de las favoritas de estas redes ilegales.
Narco y contrabando de cigarros: una red transnacional
Las investigaciones señalan que estas organizaciones operan como auténticas multinacionales del crimen.
La DEA identifica conexiones que incluyen a Belice, donde la Zona Libre de Corozal replica el esquema de Colón.
Mike Vigil advirtió que “grupos hondureños se lucran con el contrabando de cigarros en alianza con Costa Rica, Panamá y Belice. Son transnacionales del crimen que aprovechan sus rutas y contactos en cada país”.
La corrupción es otro engranaje clave. Policías, militares y políticos aparecen vinculados en la protección de estas operaciones, lo que permite que los cargamentos crucen fronteras con mínima resistencia.
Contrabando de cigarros, un negocio que sostiene al narcotráfico
Para los especialistas, el contrabando de cigarros ya no es un negocio paralelo, sino un pilar que sostiene al narcotráfico en la región.
Su rentabilidad inmediata y la facilidad de colocación en el mercado negro lo convierten en la opción ideal para ocultar fortunas ilícitas.
Fernando Ramírez, exdirector del Instituto Costarricense sobre Drogas, lo resumió así:
“No se trata solo de mover drogas, ahora los cigarros son parte de un engranaje que les permite diversificarse y crecer con alianzas que abarcan toda Centroamérica”, señaló.
La investigación de la DEA revela que Centroamérica no solo es paso de cocaína, sino también un mercado donde el contrabando alimenta la expansión criminal.
Honduras, Costa Rica y Panamá se consolidan como territorios donde droga y cigarros circulan en una misma ruta, fortaleciendo a los clanes y ampliando su poder en las sombras.