
Por: Dr. H. Roberto Herrera Cáceres
Ante la creciente tensión e incertidumbre electoral y la fragilidad institucional que amenaza a la dignidad de las personas individuales que conformamos la ciudadanía electora en representación del pueblo soberano del Estado Democrático de Derecho, en Honduras, se manifiesta la presente Proclamación de la Palabra Ciudadana que reafirma claramente lo siguiente:
1. El poder público reside en el pueblo soberano integrado por todos (as) los hondureños – sin exclusión alguna – quienes tenemos el derecho y la capacidad de reflexionar y actuar sobre nuestra propia e individual vida en la realidad social y cuestionar las estructuras de poder que hemos soberanamente delegado, así como las injusticias y desigualdades existentes: por medio de nuestro voto en elecciones auténticas en libertad; y de nuestra participación constante – en democracia pluralista – en la impostergable transformación nacional por el bien común e individual de la hondureñidad.
2. La democracia pluralista se construye con dignidad, con verdad, con legitimidad y legalidad. la dignidad humana siempre se defiende y promueve; y nunca se negocia, porque nuestra dignidad es propia e inseparable de nuestra persona y de nuestra vida en sociedad, por lo que jamás debe ser manipulada ni silenciada. Honduras debe poner fin al liderazgo de engaños y apariencias que sólo han traído problemas, desgracias o infortunios a nuestra vida, Patria e identidad nacional. La verdad del compromiso ético – cívico con Honduras debe unir siempre a la pluralidad de sus habitantes por ser puente entre la verdad y la transformación, como lo reconoce expresamente nuestra Constitución.
3. La Constitución de la República, la Ley Electoral y demás leyes no deben ni pueden seguir siendo objeto de simulación y fingimiento de cumplimiento, mediante actos que buscan eludir el mandato constitucional con maniobras, omisiones o interpretaciones parcializadas. El fraude institucional comienza cuando se alegan o exponen supuestas como argumento para engañar, fingiendo cumplimiento de la Constitución y de las leyes cuyo real contenido se aplica sólo en apariencia. La Constitución debe cumplirse realmente siempre, ajustándose a su letra, espíritu y finalidad social de bien común para toda la hondureñidad. De ahí se deriva la exigencia de cumplimiento íntegro de los deberes constitucionales en general, y, con énfasis especial, a todos los servidores públicos, civiles y militares, y a los partidos políticos. Todo ciudadano(a), civil o militar, tiene el deber imperativo de colaborar en el mantenimiento o restablecimiento de la efectiva vigencia de la Constitución.
4. Hoy, más que nunca, Honduras necesita perseverante vigilancia ciudadana, conciencia crítica y acción ética y cívica: para prevenir, controlar y que se sancione eficazmente la corrupción e impunidad, el crimen organizado y otros males públicos. Ello es imperativo compromiso público de cumplimiento ineludible y verificable especialmente de parte de quienes aspiren a cargos públicos en representación del pueblo soberano.
5.Tendamos sólidos y seguros puentes de dignidad humana y defendámosla ciertamente con el debido comportamiento ético y cívico en la sociedad y en el ejercicio de cargos públicos. Pongamos punto final a las apariencias y engaños que – desde el pasado y en el presente – tanto mal causan a nuestra Patria y nacionalidad. Preparemos consciente y responsablemente; y depositemos dignamente nuestro voto soberano; y evidenciemos nuestra participación ciudadana constante en los asuntos públicos: así podemos reivindicar y transformar nuestro Estado Democrático de Derecho, por el bien común e individual en Honduras.
La dignidad del ser humano se respeta. la soberanía del pueblo exige actuaciones legitimas y auténticas con rendición de cuentas: Proceso hacia Elecciones generales 2025: ¡Tendamos Puentes de Dignidad Humana!