La ciudadanía activa de Honduras puede salvar la democracia si vota masivamente a favor del candidato del partido opositor democrático de su preferencia; el cual, al considerar las encuestas, estiman con mayor popularidad a Nasry Asfura. Los ciudadanos y ciudadanas hondureñas estamos enfrentando un sistema de dominación político que pretende manipular las elecciones para continuar en el poder y ejercer el autoritarismo tiránico perverso y corrupto. Las señales están a la vista: instituciones inclinadas al oficialismo, propaganda digital financiada con recursos públicos, presiones clientelares, discursos y maniobras político tácticas para justificar resultados dudosos. Tal es el caso de la comparecencia pública de Marlon Ochoa, en su condición de Consejero en el CNE por Libre (octubre 22, 2025), acusando a la Consejera Cosette y al diputado Zambrano, ambos del Partido Nacional, de fraguar un plan para boicotear las elecciones, al presentar un video que supuestamente graba una conversación privada sin la debida autorización oficial; igualmente, es el caso de las declaraciones de Rixi Moncada, la candidata del Partido Libre, al asegurar que su triunfo será dado a conocer al mediodía del día de realizadas las elecciones, ambas revelaciones, denotan una angustiosa actitud política ante la pérdida electoral inminente y confirman las intenciones que tienen de ejecutar el fraude electoral. Ante tales amenazas, la ciudadanía no puede resignarse. Por el contrario, debe organizarse y actuar para votar masivamente. El castromelismo para sobrevivir depende de una votación baja por parte de los ciudadanos democráticos. Al lograrse la votación democrática masiva, la manipulación izquierdista es vencida drásticamente. Por tal razón, abstenerse y no votar a favor del retorno a la democracia, es entregarle el destino del país a los perversos castromelistas y del Partido Libre que buscan eternizarse en el poder. Por consiguiente, el 30 de noviembre los hondureños y las hondureñas, debidamente registrados en el censo electoral y legamente facultados para votar, deben participar en las elecciones, votando a favor del cambio y en contra de la candidata del Partido Libre. La abstención beneficia el fraude que van a cometer los castromelistas.
Tenemos que defender la democracia en las mesas electorales. El triunfo electoral no se decide en conferencias de prensa, sino en cada acta. El partido nacional, liberal, demócrata cristiano y pinu, están obligados a capacitar observadores, juristas y fiscalizadores. Una mesa electoral sin vigilancia es una mesa entregada al Partido Libre. Sin el ojo del ciudadano democrático, cualquier número se puede ajustar. Demócrata que abandona la mesa contribuye a perder la elección. Es necesaria la transmisión independiente de actas. La tecnología permite fotografiar y enviar cada acta a plataformas espejo ciudadanas, Si el Tribunal Supremos Electoral anuncia cifras que no coinciden con las actas fotografiadas, la evidencia será contundente. Al usar este mecanismo se puede desmontar el fraude que quieran ejecutar los castromelistas. La verdad está impresa en esa hoja de papel. Es igualmente necesario aplicar la auditoria técnica al sistema de transmisión de resultados (TREP). El fraude también puede realizarse a través de servidores no solo de urnas. Los demócratas tienen que exigir el acceso a códigos fuente, pruebas públicas y supervisión internacional. Si el gobierno se niega, confirma sospechas.
Hay que denunciar la compra de votos que los castromelistas hacen a través de distintas modalidades. Defender la verdad en redes digitales. La unidad táctica opositora es indispensable. La movilización pacifica ante irregularidades oportuna. La presión internacional preventiva y la batalla moral y cívica decisiva. El fraude se derrota con organización, vigilancia y participación activa. Si la ciudadanía hondureña democrática activa despierta y actúa, ninguna manipulación podrá imponerse.
