Cortesía Infobae
En un frenético final, Real Madrid logró dar vuelta la serie e imponerse por 2-1 en el Santiago Bernabéu ante Bayern Munich para sellar su boleto a la final de la Champions League, donde se medirá ante Borussia Dortmund, conjunto que viene de dejar en el camino al Paris Saint-Germain.
Una vez finalizado el cotejo, toda la delegación del conjunto bávaro apuntó con dureza contra el árbitro polaco Szymon Marciniak, quien al minuto 12 del descuento anuló el gol de Matthijs de Ligt por una posición adelantada que no existió. Este tanto hubiera llevado la serie de semifinales al alargue. Vale destacar que la jugada debió ser convalidada porque no había posición adelantada, ya que quien despeja es el defensor francés del Madrid y De Ligt no saca posición. El error más grosero fue cometido por el asistente, quien se apura y marca offside, no cumpliendo así con la regla del delay de bandera, que consiste en dejar correr la jugada hasta que la acción concluya. Al ver la bandera levantada, el árbitro principal tocó el silbato y cortó la jugada antes que el holandés patee al arco y convierta el gol. Por ello, el VAR ya no puede intervenir para que vuelva a revisar la jugada.
“Cuando terminó el partido el juez de línea me dijo ‘perdón, fue error mío’. Pero no fue solo error suyo, también es del árbitro. El primer error es que levanta la bandera, porque nunca podría estar seguro que era offside. Y el árbitro ve que ganamos el rebote y tenemos la chance de rematar y toca el silbato. Ese es el segundo gran error en la misma jugada. Es muy difícil de tragar porque se sintió como que estaban ansiosos en el último minuto”, lanzó el entrenador Thomas Tuchel. Thomas Müller, por su parte, añadió: “Fue una situación muy extraña. No sabría decir qué pasó, pero en Madrid pasa muy a menudo. Ya nos ha pasado a nosotros”.
Al ser consultado sobre las palabras lanzadas por parte de la comitiva del conjunto alemán, Carlo Ancelotti soltó una tajante respuesta en conferencia de prensa. “La última jugada es bastante clara. Puede ser que no era fuera de juego, pero el árbitro pita, el línea levanta y nosotros paramos. Este árbitro arbitró la final del Mundial, es de alto nivel”, comenzó su relato.
“Como ellos se quejan de esto, nosotros nos quejamos del gol anulado a Nacho. Porque Kimmich se ha tirado, fue un empujón. Se estaban empujando los dos”, remató el estratega italiano al rememorar el tanto anulado al marcador central por una falta previa sobre el lateral derecho alemán.
Con este resultado, la Casa Blanca buscará agigantar su leyenda al ir en búsqueda de su Orejona número 15. Su contrincante en la final que se llevará adelante el 1 de junio en el estadio Wembley será Borussia Dortmund, ganador de la Champions League en la temporada 1996/97.
“Ha pasado de nuevo. Ha pasado muchas veces, es algo inexplicable, y ha pasado otra vez. Una afición que empuja, un estadio que ayuda, un ambiente fantástico y los jugadores que no paran de creer que se puede hacer. Es algo mágico, no hay mucha explicación. Hemos jugado bien, fue un partido difícil, complicado. Pero tuvimos oportunidades, control del partido. Tuvimos la fuerza de no perder la cabeza cuando nos han marcado para recuperar el partido. Quiero agradecerle a la afición, al club y sobre todo a los jugadores, que han hecho una temporada que nadie esperaba. Yo tampoco lo esperaba. No creía que fueran capaces de hacer lo que han hecho hasta ahora. Llegar a la final es un éxito, después que pase lo que pase”, manifestó el estratega italiano.