Tegucigalpa.- La celebración del 15º aniversario del Golpe de Estado y del mito fundacional del Partido Libre resultó ser una de las más deslucidas y solitarias en la historia del movimiento. A pesar de las expectativas de una gran conmemoración, no asistieron presidentes de Centroamérica ni figuras destacadas del ámbito político, dejando un vacío significativo en el evento. Este aniversario, que debía reforzar la narrativa del «Ahriman hondureño», fracasó en resonar con el público y en consolidar su mensaje.
El Partido Libre enfrenta una serie de desafíos internos que han contribuido a la falta de brillo de esta celebración. Entre ellos se encuentran errores acumulados en su gestión, despidos masivos y una notable pérdida de un mensaje claro y coherente de cara a las próximas elecciones. Esta situación ha generado incertidumbre y descontento entre sus seguidores, debilitando la posición del partido en el escenario político hondureño.
Mientras tanto, la violencia y la inseguridad siguen siendo problemas graves en Honduras, afectando la vida diaria de los ciudadanos y la estabilidad del país. Estos problemas persistentes han complicado aún más la capacidad de Libre para articular una visión convincente y efectiva para el futuro, exacerbando la crisis de liderazgo y dirección dentro del partido. En este contexto, la conmemoración del 15º aniversario no solo fue una fiesta deslucida, sino también un reflejo de los profundos desafíos que enfrenta Libre en su intento por mantener su relevancia y apoyo popular.
Vea el artículo del escritor y guionista, Oscar Estrada
