Hay ridículos dignos de la más exigente antología de lo absurdo. Como aquel cuando Calígula -según lo cuenta Suetonio- le declaró la guerra a Neptuno y mandó a sus soldados que apuñalearan las aguas del mar. Aquí, en nuestro suelo patrio, también tenemos ejemplos a montones, sobre todo con esta administración gubernamental, que se caracteriza por la ineptitud y la ridiculez perenne de sus funcionarios.
Así que ya estamos acostumbrados a las mil y un torpezas de la presidente Castro, recordemos haberla escuchado decir que los ricos se están yendo a vivir a otros planetas y que Honduras sólo tiene 16 departamentos. Es cierto que ella no tiene ninguna preparación universitaria, parece que detuvo sus estudios en Ciclo Común (aunque no es cierto el dato que leemos en su currículo que tiene una licenciatura en Administración de Empresas por “madurez y experiencia”, eso no es verdad ya que ninguna universidad hondureña ofrece un título universitario por madurez. Además, que sería un insulto para todos los que con esfuerzo y disciplina culminan una licenciatura). Tampoco percibimos en ella ninguna preparación autodidacta.
Estando así la situación, ella tendría que asesorarse con personas especialistas en las diferentes áreas, así se evitaría cometer torpezas en sus pocas intervenciones con medios nacionales e internacionales. Es obvio que los “intelectuales” de izquierda que tiene contratados, no le dan el ancho o no les importa el bienestar de su gobierno.
Es lamentable el discurso superficial, trillado, de naturaleza política local que pronunció en la 79 sesión de la Asamblea General de la ONU. Para variar, empezó mencionando el golpe de Estado del 2009 y que su gobierno está amenazado por uno similar por la derecha “al haber propiciado cambios estructurales de naturaleza económica”. ¿Cuáles? Nada ha cambiado y la vida está más cara. Y con respecto al Golpe nadie lo cree y hasta el mismo Ejército lo ha desmentido.
Denunció los tratados de libre comercio que han sido lesivos, pero no habló del que está por suscribir con China continental, que lo maneja en secreto porque a todas luces no va a beneficiar a Honduras. Asimismo, que las 10 familias tienen secuestrada a Honduras y que por lo tanto debe “profundizar nuestro sistema democrático, a través de las consultas populares, y la participación real, directa y efectiva del pueblo”. Esto es preocupante porque está avisando que persiste en el avieso propósito de instaurar una cuarta urna en pos de una Asamblea Nacional Constituyente, lo que eliminaría nuestro sistema democrático.
Luego se dedicó a querer justificar el fracaso de su gobierno hablando de las ZEDES, pero no especificó las demandas millonarias que le harán al Estado los inversionistas. O de situaciones domésticas que a nadie le interesan en la ONU, adjudicándose logros menores como la alimentación escolar y la matrícula gratis; pero no habló del desastre en que se encuentra todo el sistema educativo o el lamentable deterioro del sistema de salud. ¿Dónde están los tres nuevos aeropuertos que mencionó?
Llama la atención que señaló datos que no se apegan a la realidad, como que la pobreza se ha reducido en un 12%. Cuando es todo lo contrario, se ha incrementado la pobreza y más hondureños han ingresado al portal de la miseria. El alto costo de la canasta básica es un ejemplo.
Y, como siempre, se dedicó a defender a sus aliados izquierdistas, Cuba, Nicaragua y Venezuela, regímenes dictatoriales y que diariamente violentan de una forma terrible los derechos humanos. Con esta defensa, la presidente Castro, de una forma impropia, alineó al país con las izquierdas del continente, algo que la mayoría de los hondureños repudia.
Es lamentable que en su discurso no mencionó temas de importancia nacional como el migratorio. No abogó por beneficios para el país y la hondureñidad. Le importó más hablar de la defensa de sus aliados políticos y no del bienestar de todos los catrachos.
¡LIBRE NUNCA MÁS!
