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Razonando nuestras opciones

Por: Irving Guerrero

En las próximas elecciones, hay dos claros caminos que el país podría seguir: La Democracia Liberal y el Autoritarismo.

Una Democracia Liberal es cuando hay pesos y contrapesos manifestados en tres poderes del estado, sociedad civil con derecho de asociación y libre expresión, libertad de prensa, libertad religiosa, elecciones periódicas donde se eligen las principales autoridades y un marco económico regulado que privilegia el respeto a la propiedad privada y el libre intercambio de bienes y servicios.

En este esquema, el sector privado es el principal inversionista y creador de empleos, que a su vez paga impuestos para sostener una burocracia necesaria para gestionar los servicios que el estado presta. Este modelo enarbolado por la mayor parte de las naciones del mundo; se entiende que, por no ser un modelo perfecto se requiere de un constante proceso de mejoramiento y ajustes. Se entiende que por la necesidad que haya consultas y acuerdos, los procesos de elaboración de políticas públicas son lentos y a veces pierden efectividad por diluirse en acuerdos y consensos.

El termino Autócrata, se le daba al emperador de Rusia y se refiere a cuando una persona por sí sola es la autoridad suprema en el Estado “El Estado soy yo”. En este modelo, en lugar de tener procesos participativos o transparentes, las decisiones se elevan al autócrata o emperador (o a su familia) que tiene la sabiduría para tomarlas sin necesidad de requerir de leyes o procesos engorrosos que caracterizan la Democracia Liberal.

 

A manera de ejemplo, en Nicaragua la toma de decisiones centralizadas logra un esquema de seguridad que no requiere de validación ni opinión de instituciones de derechos humanos ni de las organizaciones de sociedad civil y las iglesias. Para lograr esta capacidad de toma de decisiones, se requiere limitar el accionar de cualquiera que no piense igual al máximo líder. Se pude argumentar que, por esta capacidad es que Nicaragua es un país seguro.

 

Además, el modelo Autócrata enfatiza en la “repartición” de la riqueza para lograr sociedades más “justas” y disminuir la “inequidad”. Es común que para lograr una sociedad más justa el líder supremo decida expropiar la propiedad privada y repartirla entre los menos favorecidos o convertirlas en bienes de interés público. Razón por la cual el modelo de los autócratas no favorece la inversión de parte de los privados pues estos temen que sus bienes sean expropiados para favorecer causas sociales o agendas políticas, y estos huyen a invertir a países donde su propiedad sea resguardada con seguridad jurídica.

La Democracia liberal, al garantizar los derechos fundamentales también resulta en personas que tienen más éxito por sobre las demás. Esta desigualdad justifica el rechazo de este modelo, pues a resultados desiguales como se puede llamar que existe “justicia social” o “democracia”. Por lo que vale preguntar; ¿Cuál es el beneficio (material) de tener derechos fundamentales garantizados, si los resultados individuales son tan diferentes?

 

Generalmente se entiende que los países autócratas son China, Rusia, Irán, Venezuela, Nicaragua, Cuba y algunos otros. Un resultado aparente es que, al acumular poder los autócratas acumulan riqueza personal; fuentes públicas estiman que el líder ruso posee una fortuna de más de $200 billones, el líder iraní $95 billones, los herederos de Hugo Chávez sobre $1 billón, Daniel Ortega $2.5 billones y Fidel Castro se estima que ha heredado a sus hijas más de $900 millones. (información disponible de varias fuentes periodísticas disponibles en Internet)

Si la desigualdad se analizara en el modelo Autócrata, valdría preguntar si estas fortunas son más legitimas que las de un fabricante de coches, inventor de medicinas o trabajadores en el área de la alimentación, salud o educación. Por lo que se puede cuestionar si es “justo” este enriquecimiento del líder supremo, su familia y allegados.

El gobierno actual tiene el comportamiento de un gobierno autócrata por la manera que ha implementado el nepotismo para controlar las instituciones del estado. Además, nos ha acercado a los países autócratas (China, Rusia, Irán, Venezuela, Nicaragua y Cuba) y se reconoce que hay un líder supremo (no necesariamente la presidente electa) quien es el que toma las grandes decisiones. Si a lo anterior sumamos que la candidata oficialista ha manifestado que “Cuba es nuestro modelo para seguir” y en sus discursos ha manifestado “el pueblo soy yo”, ya no puede haber duda de que LIBRE quiere convertir Honduras en un país con un gobierno autócrata, amigo de autócratas.

Ninguno de los países que LIBRE nos ha acercado ha invertido en Honduras. Ninguno de estos representa una oportunidad de mercado para nuestras exportaciones ni es refugio para nuestros migrantes. Ninguno es faro de la democracia y las libertades individuales básicas. Además, todos estos países autócratas son antagonistas y hasta enemigos geopolíticos de los países con quienes tenemos cercanía tradicional.  Entonces, ¿Qué razón existe para votar por esta dirección en las próximas elecciones?

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