A los hondureños nos llueve sobre mojado. Es como si arrastráramos un karma terrible que sólo se paga con dolor, sufrimiento y tragedia. Nada parece cambiar para bien; al contrario, las adversas condiciones de vida de los pobres se agravan cada día más.
La clase política continúa igual de corrupta y apátrida. Como les gusta contar años, ya llevamos 15 de narcodictadura. Los narcovideos son más que elocuentes. Tristemente los políticos están cooptados por el crimen organizado y el narcotráfico; las excepciones son pocas, casi inexistentes.
La pudrición de los políticos, condenando a los pobres a vivir en la miseria, es la de nunca acabar. Por eso es que la corrupción, avalada por la impunidad, no tiene final y siempre marcha con viento en popa y a toda vela. Nadie hace nada por detener ese bogar.
Veamos algunas señales. El Poder Ejecutivo, hasta el cuello de nepotismo y corrupción, ha abandonado al pueblo. Solamente le importa instaurar su agenda izquierdista y continuar en el poder a como dé lugar; al respecto, Nicolás Maduro les ha dado suficiente asesoría.
Se ha desentendido de los graves problemas sociales que enfrenta la población. La infraestructura vial está muy deteriorada. La educación pública es pésima, no mejora absolutamente en nada. Los centros escolares están casi en ruinas y mientras el japones noble lucha por la educación, este gobierno cínico se anda adjudicando sus méritos y esfuerzos. Y, para variar, la merienda escolar es insuficiente.
El sistema de salud público es un desastre. Los hospitales están desabastecidos. No hay equipo ni instrumental médico suficiente; la mora quirúrgica es enorme. Los edificios están colapsados, las cientos de goteras en el Hospital Escuela son una muestra. El personal médico y de enfermería es insuficiente; además, no les pagan con regularidad, a tal grado que para ser escuchados tienen que irse a la huelga. Las autoridades son inhumanas, no les importa que este personal vital, que debería ser el primero que se pagara, esté sufriendo por falta de pago mensual.
Mientras tanto, el Fiscal General sólo está judicializando casos con marcada persecución política a los opositores al gobierno. Y hasta usa cadena nacional, sin estar facultado para ello, para atacar a un precandidato nacionalista. ¿Cuándo empezará a requerir funcionarios del gobierno actual que están marcados por grandes casos de corrupción? ¿Cuándo empezará a actuar en contra de los que aparecen en el narcovideo que involucra a la familia presidencial?
El Poder Judicial sólo es caja de resonancia del Poder Ejecutivo, esto quedó en evidencia al dictaminar que el Pacto de Impunidad es constitucional, defendiendo así a corruptos y delincuentes de Libre. Recalcamos, la corrupción es indetenible porque está avalada por la impunidad.
El Poder Legislativo es el más improductivo de nuestra historia política reciente. Y defiende a capa y espada la agenda oficialista. La corrupción imperante es terrible. Gastan millones y millones en viáticos, docenas de asesores innecesarios, y paremos de contar. Mientras las leyes que pueden favorecer a los pobres, duermen el sueño de los justos.
Azotados por la tormenta tropical Sara se han derrumbado casas, colapsado puentes, destruido carreteras, más de 270 comunidades están incomunicadas y hay más de 100 mil afectados que han perdido sus casas, sus enseres, etc. Mientras el gobierno, inoperante como siempre, no ha brindado ayuda de prevención ni oportuna. La señora X brilla por su ausencia. Hay cientos de denuncias que los de COPECO, cuando llegan, no brindan ningún tipo de asistencia. Las demás instituciones andan a medio vapor, sin efectividad en labores de rescate y reconstrucción.
Los políticos, que andan en plena campaña consiguiendo votos, excepto dos de la oposición, han desaparecido. No los hemos visto involucrados brindando ayuda ni solidarizándose con el pueblo. Pero ya sabemos que así son ellos, miseria humana al por mayor.
Aun con todo este panorama sombrío, los hondureños no debemos perder la esperanza. Y el próximo voto debe ser de castigo para todos aquellos que han traicionado a los pobres.