
El vicecanciller de Política Exterior, Gerardo Torres, reaccionó a la dimisión de su homólogo Antonio García y consideró que su salida “habla de una naturaleza traicionera” y lo acusó de seguir el guion de las personas que aportó Salvador Nasralla al gobierno de la presidenta Xiomara Castro, como lo hizo José Manuel Matheu y Pedro Barquero.
Gerardo Torres aseveró que “Tony García es traidor y oportunista”. Defendió que, de todos los nombramientos respaldados por Nasralla, “el único que se mantiene firme es el presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, los demás uno a uno han renunciado”. Consideró que la renuncia se da en un momento clave para la administración y lamentó que García optara por hacerla pública.
En su valoración, el vicecanciller subrayó que “Toni ha tenido participación con el Gobierno de Venezuela en asuntos consulares y nunca dijo nada y hoy hace este anuncio en el marco del ambiente electoral”. Añadió que desconoce si el exfuncionario “abrazó una oferta del lado de donde él vino”, pero insistió en que “no está a la altura de la confianza que le dio la presidenta Xiomara Castro”.
Torres sostuvo que “hay naturalezas traicioneras que nunca se superan”, y advirtió que esto queda como lección sobre las personas que se suman para hacer Gobierno. Según afirmó, el Ejecutivo ya conocía de la intención de García de dejar el cargo desde el tema mediático de la Comisión Internacional Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (CICIH), pero que ahora la hizo efectiva con el tema de relaciones internacionales.
A las declaraciones se sumó el ministro Erick Tejada, quien cuestionó que García “yendo primero a la prensa antes que a la Presidenta, asumiendo el discurso del cerco mediático” dejara “el gobierno con más pena que gloria”. Calificó su gestión como “intrascendente” y advirtió que “hoy, su traición es y será amplificada por la oposición”.
Tejada fue más allá y aseguró que “el señor García usó su cargo para promover el tráfico de influencias y que la ENEE aprobara un contrato que nunca entró en operación comercial”.
Por su parte, el canciller Javier Bú Soto restó importancia a la dimisión. Ante la salida de García, afirmó que “no pasa nada” y que “aquí tienen a su canciller al pie de la bandera”, dejando claro que continuará en sus funciones al frente de la política exterior.
El excanciller Enrique Reina también opinó sobre el tema, e interpretó que “el cálculo político no es lealtad”. En su criterio, lo más “ético” era que García presentara “primero su renuncia directamente ante la Presidenta” para mostrar “el mínimo de respeto”.
Reina insistió en que, por la naturaleza de su cargo, el exvicecanciller debía actuar con prudencia y responsabilidad institucional antes de acudir a los medios. Consideró que la forma en que García hizo pública su decisión evidencia tensiones políticas internas.
La renuncia de Antonio García, presentada por “diferencias irreconciliables con el rumbo que ha tomado el Gobierno”, no solo ha abierto un nuevo frente de críticas desde el propio oficialismo, sino que ha generado un coro de voces que, desde Libre, lo califican de “traidor” y cuestionan la oportunidad y forma en que decidió abandonar el cargo.