
Hoy las iglesias de todo el país se levantan en una sola voz, marchando en fe, unidad y esperanza. No es un movimiento político, es un clamor espiritual: el pueblo hondureño quiere paz, democracia, justicia y la cobertura de Jehová sobre nuestra nación.
Honduras no está sola. Dios está con nosotros.
Los buenos somos más, y juntos vamos a rescatar nuestra patria del control de quienes buscan aferrarse al poder, oprimiendo al pueblo.
Exigimos elecciones transparentes, sin manipulaciones, sin mentiras, sin imposiciones.
Ya basta de gobiernos que actúan como dictadores disfrazados. ¡Nuestro país merece un futuro diferente!
“Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová…” – Salmo 33:12
Este es un llamado al pueblo: despertemos en oración, unidad y acción. ¡Honduras le pertenece a Cristo y no a los corruptos!