La democracia no se defiende con discursos; se defiende con acciones. Y hoy, la acción más urgente y vital para la República es la protección inmediata y sin fisuras del INFOP, el corazón donde late el resultado de la voluntad popular. Las alarmas están encendidas. No se trata de rumores, sino de un temor legítimo y palpable: el riesgo de un atentado para destruir actas y votos, buscando así la anulación total del proceso electoral.
Ante esta amenaza, toda la atención recae sobre la Comandancia General de las Fuerzas Armadas (FFAA). Su rol no es negociable ni ambiguo: son los garantes de la alternancia en el ejercicio del poder. Si el proceso electoral fracasa por la destrucción de la evidencia, la responsabilidad histórica caerá directamente sobre sus hombros. La pregunta no es si deben actuar, sino por qué aún no lo han hecho.
El despliegue militar en el INFOP debe ser inmediato, contundente y con la misión clara de custodiar cada papeleta y cada acta. Cualquier inacción en este momento crítico será interpretada, con razón, como una negligencia intencional o, peor aún, como una peligrosa complicidad con aquellos que buscan socavar el orden constitucional. Este no es un momento para tibiezas; es la hora de demostrar una lealtad inquebrantable a la Constitución y al mandato popular expresado en las urnas.
Exigimos a las FFAA que desplieguen sus unidades sin dilación. Paralelamente, el Cuerpo de Bomberos debe estacionar sus vehículos de prevención para neutralizar inmediatamente cualquier intento de incendio. La destrucción del material electoral no solo robaría la victoria a un candidato, sino que robaría la voz a toda una nación.
La historia les está observando. O actúan hoy como los pilares de la democracia, o serán recordados como los que permitieron que la voluntad del pueblo fuera quemada hasta las cenizas. ¡Protejan el INFOP ahora!
