Impedir la declaratoria de elecciones es el hálito de vida al que se aferra Manuel “Mel” Zelaya. Sigue con sus “ burradas” y el peligro continúa, porque algunos lo apoyan.
Acusa a Trump de perjudicar a Rixi, con tres millones de mensajes intimidatorios para cambiar su voto. Pero no ha subido ninguna prueba.
El fugitivo ecuatoriano Rafael Correa es el que más se resiste a la derrota. Establece que hay que buscar un empate técnico y salir a las calles, para anular las elecciones. —¿ Se van los dólares de su asesoría?
Mel ingresó al Instituto de Formación Profesional (iNFOP) para acompañar la revuelta por las actas. Horas después lanzan morteros (bombas caseras).
El ex jefe del Estado Mayor Conjunto fue premiado como ministro de Defensa. Hoy si está al mismo nivel que Vladimir Padrino López.
El general Valerio Ardon, quien sustituye al generalito, pide confiar en las Fuezas Armadas. Gánese esa confianza, no “deje a la deriva” al soldado Avila Salgado, por defender la democracia.
A Luis Redondo Guifarro le salió el “tiro por la culata”. Ese Congreso Permanente está descalificado para imponer criterios electorales. No revertirán el 2009. Entiendan que Libertad y Refundación no tiene “vela en este entierro”.
Abruptamente la esposa del comandante afirma que respetará al ganador que proclame el Consejo Nacional Electoral ((CNE). Muchísimos no le creen. Pero ella también quiere que sus nietos vayan a estudiar a los Estados Unidos.
Muchas cosas cambiarán, luego de esta evidente división. Hay arrogantes que se creen superiores e intentan coartarnos la libertad de expresión y sudar “calentura ajena”. “Aquí no se habla politica” nos dijo una grosera. Y tomando el mando: todas lo decidimos. Una expulsión grupal. Un “golpe bajo” cargado de veneno.
Menos mal que eso no
incide en el CNE. Marlon Ochoa no firmará la declaratoria. ¡ No importa! Otro u otra lo hará.
Y se nos viene a la mente aquel dicho popular: el que nace para olote, aunque le hagan buen invierno…
¡Dios mío líbranos de Mel!
¡Amén!
