OPINIÓN

MEL, LA EXPLOTACIÓN DEL ÉXITO

Pineda Ponce calificó a JOH como niño malcriado. A Mel no tuvo tiempo; pero sin duda habría dicho que era el “niño rompe juguetes”. Porque en efecto, cada conquista donde la suerte y la comprensión descuidada de sus adversarios se lo permiten, la destruye. Inmediatamente, busca romper el juguete logrado, para saber que tiene adentro. Lo ocurrido en su celebración de los 15 años del golpe – sin aclarar si celebra el que intentó en contra de la Constitución de 1982; o la acción de castigo que le infiriera el sistema jurídico hondureño – es un ejemplo de lo que venimos diciendo.

Igual que en 2009, ahora, ha empezado romper al PLR. Destruyó al Partido Liberal e impidió que Elvin Santos Ordóñez fuera presidente. Ahora, destruye el PLR que, en castigo a Jorge Cálix que le ha dicho no, al niño mimado de doña Hortensia, ha provocado una peligrosa división en el interior del partido de gobierno. No ha aprovechado el control del régimen para ejecutar su proyecto de reformas, refugiándose mas bien, en el ejercicio de rencores rurales, cobrando venganzas; o, pagando favores en alianzas internacionales. Por ello el PLR en vez de crecer ha disminuido su membresía, porque ahora no tiene músculo, en vista que quienes le integran son funcionarios, acostumbrados a las canonjías burocráticas, gordos que, incluso han perdido la capacidad de gritar siquiera. La “nueva clase” que le acompaña en el gobierno, ha engordado, tienen papadas incorregibles; y, nada escuchan los sentimientos populares, porque saben que, si el PLR sigue creciendo, ellos perderán las oportunidades laborales que sólo se presentan, una vez en la vida.

Mel no es inteligente; pero tiene habilidades indudables. Desde su primer período en el Congreso, supo cómo se ganan elecciones. Antes que López Obrador, descubrió que los pobres, — mediante favores, halagos y subsidios–, pueden aportar los votos para asegurar resultados electorales. Y como asociados, descubrió quiénes son los que tienen apetito de poder, los que no tienen oportunidades burocráticas por sus escasos méritos; y, cuáles los resentidos. Además, sabe muy bien que la memoria rencorosa cómo la llamó Borges, no acompaña a los hondureños, por lo que se golpean en la misma piedra — varias veces–; y siguen a sus ofensores. Con su padre supo que los peones viven de los favores del patrón. En el FHIS valoró los encantos de los subsidios; y, en la universidad descubrió que los enemigos de Julieta Castellanos disputando por una universidad caótica cómo le gusta recordar, eran los ministros con los que podría llegar al poder. Acordándose de los viejos marxistas que nunca encontraron la pelota en sus vidas, ha hecho de su marxismo elemental que se agota en Pulitzer, un escolar discurso con el que, ha orientado todos los resentimientos escolares; y, convencido a los maestros que se puede hacer revolución y crear una sociedad sin clases, sin tener que ir a clases, siquiera una vez en la vida.

Con espíritu ganadero, ha logrado producir en un caldo de marxismo recalentado y fórmulas fascistas, un discurso que, ofrece espacio para todos los gremios.  Liderando a las mujeres, a los homosexuales y a los ambientalistas que, le han perdonado su patriarcal conducta machista; las aficiones sexuales diferenciadas de las que se ha burlado siempre; y, de los defensores del bosque que siempre combatió porque eran un obstáculo en su pasado depredador de los bosques olanchanos.

Su problema – alguno debía tener, ¡carajo! — es que no sabe cómo explotar el éxito. Una vez en el gobierno, el partido que le acompaña, se le hace pedazos. Dañó al Partido Liberal que le hizo presidente, en una ofensa al padre que habría escandalizado a Freud. Y, ahora, ha empezado a destruir, para saber cómo huelen sus entrañas, al PLR porque es un revolucionario medianero que no acepta los valores de la dialéctica; y que, además, no puede entender que sus decisiones puedan ser cuestionadas, sin poner en duda la lealtad y obediencia fascista, que le exige el dictador a cada uno de sus seguidores. La diferencia entre Cálix y Santos es que, el liberal se fue a su casa a lamerse las heridas; y dejó la política. Jorge Cálix se ha puesto la carabina en el hombre y caprichoso como él, está dispuesto a destruir lo que sea para que su adversario, no se salga con las suyas.

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